El ruido y la furia de William Faulkner

Novela clave en la obra de William Faulkner (1897-1962), pues en ella se adentró en técnicas que habrían de hacerse claves en la narrativa moderna y consolidó el que habría de ser su mundo narrativo, El ruido y la furia (1929), título que evoca los célebres versos de «Macbeth», se articula en torno a los monólogos interiores de los hermanos Compson: Benjy, el idiota; el sensible Quentin, atormentado por el incestuoso amor que siente hacia su hermana Caddy, y el inescrupuloso Jason. La trágica historia que Faulkner va urdiendo con genial maestría narrativa en torno a los miembros de una antigua familia hacendada del Sur, desvela con una fuerza expresiva inusual la lenta e implacable corrosión del tiempo, así como el desvanecimiento y la perversión del intangible paraíso de la infancia.
@alianzaeditorial.es
El autor
Narrador y poeta estadounidense. Su verdadero apellido era Falkner, que cambió por motivos comerciales. En sus obras destacan el drama psicológico y la profundidad emocional. Es considerado como uno de los más grandes autores del siglo XX, galardonado en 1949 con el Premio Nobel de Literatura y considerado como uno de los padres de la novela contemporánea.


Comentarios

  1. Faulkner nos cuenta una “historia familiar”, la de los Compson, con personajes de psicologías muy definidas, un padre alcohólico, una madre hipocondríaca, el hermano hipersensible, Quentin I, el avaro Jasón, la promiscua Caddy, su hija Quentin II, el hermano menor Benjy, autista y un grupo de sirvientes negros encabezado por la criada Dilsey, su hija, Frony, Luster hijo de esta, su nieto, T.P. y Versh, cuidadores del hermano menor. Todo ambientado en el profundo sur de los Estados Unidos.
    Además del ejercicio de memoria al que nos somete el autor, por los numerosos personajes, principales y secundarios, que aparecen, lo más admirable de esta novela es su estructura no lineal con diferentes “entramados cronológicos”. Dividida en cuatro capítulos, donde somete a los tres hermanos varones, Compson, y a la criada, a un “monólogo interior” que nos cuentan las vicisitudes de esta familia, de una forma honda y dramática.
    Reconozco que el primer capítulo es el más complicado y difícil para el lector, pues el protagonista Benjy, nos cuenta su visión del mundo, guiado por los olores y sensaciones que percibe del ambiente que le rodea, desde su mente de niño deficiente. Pasando al segundo capítulo narrado por Quentin, hipersensible y enamoradísimo de su hermana Caddy. El capítulo tercero protagonizado por Jasón y el cuarto por la sirvienta negra Dilsey. Un apéndice nos informa del origen de los Compson partiendo del siglo XVIII.
    Y todo se convierte en una alta y grata experiencia literaria, porque después de la lectura de esta novela, hallamos referencias en García Márquez (“Cien años de soledad”), en Juan Rulfo (“Pedro Páramo”) e incluso en Philip Roth (“Pastoral Americana”) o en Paul Auster (“El palacio de la Luna”).
    Pero si la estructura y la trama nos llaman la atención, la forma literaria es conmovedora y plástica, no sólo por lo que el autor cuenta, sino por como lo cuenta..p. 276..” Un par de arrendajos llegados desde ninguna parte, revolotearon dando vueltas atrapados por la ráfaga de viento como llamativos trozos de tela o de papel y se posaban en las moreras, donde se balanceaban en un vaivén gutural, gritando al viento que desgarraba sus agudos gritos y los dispersaba como trozos de tela o papel. Luego se les unieron otros tres y se balancearon y estiraron en las retorcidas ramas durante un rato, chillando ..”

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Hasta que me orinen los perros de Fernando Ampuero

El último evangelio de Maryse Condé

El último hombre blanco de Nuria Labari