El Jugador de Fiodor M. Dostoievki


No hay nada de glamour en las salas de juego de la inquietante ciudad-balneario de Ruletenburgo; ni elegantes caballeros de modales refinados, ni vaporosas damas de belleza sin igual. Ni siquiera el brillo del oro apilado. Sólo hay chusma continental: haraganes y golfillas, representantes de la sinvergonzonería europea de alta alcurnia de la época. El ansia por conseguir dinero fácil se disfraza de noble desdén… hasta que la turbación generada por una joven rusa hace saltar por los aires las relaciones de todos. Ruina, demencia, odio, engaño y desengaño son sólo algunas de las explosivas turbulencias que un hombre, Alexei Ivanovich, desencadena en un paraíso cogido con alfileres. En el proceso, afloran algunas de las más agudas reflexiones del genial Fiodor M. Dostoievski, las cuales hoy provocarían a buen seguro más de una queja ante las representaciones diplomáticas de media Europa.

©Akal.com
La crítica

El jugador, novela corta largamente meditada por Dostoievski y escrita en sólo un mes, es una lúcida y dolorida reflexión sobre el carácter ruso.
©PEDRO G. CUARTANGO (La esfera de los libros.com)

El jugador es una pieza básica en el edificio de la obra de Dostoyevski, conteniendo absolutamente todas las características de sus novelas más famosas, esto es, morbosidad, dramatismo, tensión casi intolerable, agresividad y revelación punzante y sutil de estados anímicos vividos y superados por el genial escritor.
©Lecturalia.com


El autor

(Moscú 1821, San Petesburgo, 1881).Estudió en la Academia de Ingeniería Militar de San Petersburgo, en donde se licenció como subteniente, pasando a trabajar en la Dirección General de Ingenieros, también en San Petersburgo, y que tras el fallecimiento de su padre, lo que le permitió unas rentas, abandonó para dedicarse a la escritura. Militó en un grupo que conspiró contra el Zar Nicolás I, lo que le valió una condena a muerte, que fue conmutada por cinco años de trabajos en Liberia, y otros tantos como soldado raso en el ejército. Amnistiado por Nicolás II, abandonó el ejército y fundó la revista Vremya, y colaboró con El Mundo Ruso. Viajó por varios países europeos y dos años después de su regreso, volvió a Europa, esta vez huyendo de sus acreedores, por dudas contraídas en el juego. El éxito de una de sus novelas publicadas con anterioridad, le permitió volver a Rusia y comprar una casa en Staraya Russa, en donde viviría el resto de su vida continuando con su labor creativa. Murió como consecuencia de la epilepsia, que se le había manifestado  a los nueve años, y que le acompañaría toda su vida.


Fue autor de novelas y relatos, en los que estudia de manera magistral, la psicología humana.

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