Hasta que me orinen los perros de Fernando Ampuero
Alberto y Rosa viven en un humilde barrio en los cerros que rodean la ciudad de Lima. No atraviesan un buen momento económico y a Alberto, que se gana la vida como taxista, acaban de robarle el coche. En su intento por salir del aprieto pide ayuda a Raimundo, otro taxista del que ha oído decir que participa de un singular negocio paralelo: recoger pasajeros borrachos, esperar a que se duerman en el trayecto y entregarlos con sus pertenencias a distintos grupos de ladrones a cambio de una comisión. La desenvoltura y prudencia de Alberto pronto le granjean el respeto de los compañeros implicados en el negocio, hasta el punto de que su liderazgo rivaliza con el de Raimundo .
Con la intensidad y el humor que caracterizan su narrativa, Fernando Ampuero nos brinda en su última novela una apasionante historia sobre la persecución de la felicidad cuando ésta sólo puede suceder en los límites de la moralidad.
Con la intensidad y el humor que caracterizan su narrativa, Fernando Ampuero nos brinda en su última novela una apasionante historia sobre la persecución de la felicidad cuando ésta sólo puede suceder en los límites de la moralidad.
©saltodepagina.com
La crítica
»Fernando Ampuero nos amenaza con la hiriente mirada de quien no se resigna a contemplar el sufrimiento cotidiano de esos seres en la ciudad de Lima. Lo hace en clave de novela negra pero quiere alcanzar la médula de nuestra humanidad. Ampuero nos cuenta la historia de un nadie a quien el medio hace un criminal. ¿Pudo ser otra cosa? No pudo.»
Arturo García Ramos, ABCD, 24 de abril de 2008
»una obra de aparente secillez, pero de profundo calado como reflexión moral y social. Una novela denunciadora, aunque poco ejemplarizante: el arte no tiene por qué serlo»
El autor
Nació en Lima en 1949 y estudió en la Universidad Católica de esta ciudad. Inició su carrera literaria durante un largo viaje de mochilero, que lo llevaría a vivir un tiempo en las Islas Galápagos. Es cuentista, novelista y periodista, así como autor teatral y poeta. Entre sus obras destacan las novelas Caramelo verde (1992), Puta linda (2007) y Hasta que me orinen los perros (2008), las dos últimas publicadas en España por Salto de Página, y las colecciones de cuentos Deliremos juntos (1975), Malos modales (1994), Bicho raro (1996), Cuentos escogidos (1998) y Mujeres difíciles, hombres benditos (2005). En la actualidad es una de las figuras más internacionalmente reconocidas de la narrativa peruana, y su obra ha sido recogida en importantes antologías y traducida a distintas lenguas.
HASTA QUE ME ORINEN LOS PERROS (2008), Fernando Ampuero.
ResponderEliminarLa historia principal es la de unos taxistas que se dedican a robar a los borrachos (parece ser que este hecho sucedía realmente). El ambiente de la novela es de tal pobreza y necesidad que arrastra a los protagonistas a situarse fuera de la ley, e incluso a llegar al asesinato. El autor nos lleva a la comprensión. Alberto (taxista protagonista): “[…] Hasta de sentir hambre ¿Te acuerdas cuando no llegábamos a fin de mes? ¿Te acuerdas cuando entre los dos teníamos que comer una vez al día un plato de lentejas? […] el hambre es una fiera. Y cuando esta fiera surgía se te iban las ganas de amar, de reír y hasta de pensar. Él lo había sentido en las tripas. Cambiaba toda la piel de las personas, brotaba un sarpullido de cólera”. Alberto ha pasado de ser contador público (licenciado en Económicas) a taxista, y, cuando le roban el taxi a asociarse con otros taxistas para desvalijar a los borrachos que cogen por la noche. El drama de Alberto –que le despidan de su trabajo- es una situación frecuente actualmente por la crisis económica.
En el relato la pobreza, la dureza y la violencia (y la envidia de sus primeros vecinos) están muy presentes en el texto. Dureza y violencia que alcanzan su punto culminante en el asesinato de Ali: “Y en cuanto a las emociones, sólo sentían frío y prisa. Ganas de acabar pronto. No había forma de que en sus rostros se abriera paso un gesto de compasión. Ese lujo no contaba”.
El autor intenta justificar a los personajes, incluso después del asesinato de Ali, un taxista reflexiona: “En suma, así son las cosas, negro. Ni tú eres malo –no eres un forajido, quiero decir-, ni tampoco lo soy yo, pero a veces, ante una amenaza, hay que serlo: nos obligan a dar un paso adelante. Debemos tomarlo con calma. A veces resulta imposible quedarse quieto… Y, por cierto, no es tu culpa. Tampoco es mi culpa. Creo que la culpa la tiene esta ciudad. Lima hace de nosotros lo que quiere. No se puede parar…” Es Lima, la ciudad que hace que todos se odien entre sí.
Otra cosa que llama la atención, como una ironía en el contexto de corrupción, pobreza, dureza y violencia; es que los protagonistas llevan su actividad como un negocio en el que se cobra por quincenas y a fin de mes, y se lleva un libro de contabilidad.
Quizás se proyecta la podredumbre de la ciudad como marco para hacer creíble la convivencia de los protagonistas: un delincuente (Alberto) y una policía (Rosa).
El lenguaje peculiar que utilizan los taxistas está desfasado, no es el actual, corresponde a épocas pasadas.
Es una novela que -al contrario de “Laura y Julio” donde la novela se cierra sobre sí misma- deja el final abierto.
“Es uno de los más impactantes cuentos latinoamericanos” escribe The Times Literary Suppement.