Una Noche sin sombras de Gisa Klöne



En una fría noche de invierno, bajo la lluvia de Colonia, aparece el cadáver de un conductor de tren apuñalado en una apartada estación. La inspectora de policía Judith Krieger y su colega Manni Korzilius se hacen cargo del caso, que parece motivado por el robo. Pero la perspicaz inspectora cree que algo más se esconde detrás de esta muerte y decide investigar en un taller colectivo de artistas situado cerca de la estación. Ahí conoce a la escultora Theodora Markus y a Paul Klett, su ex amante. A la noche siguiente, la policía es reclamada de nuevo en el barrio: una pizzería ha sido incendiada, con el propietario en su interior. En el sótano, Krieger descubre a una joven que aparentemente se ha visto obligada a prostituirse. El sórdido mundo de violencia y prostitución forzada en el que están a punto de adentrarse la inspectora y su compañero rebasa con mucho sus peores presagios.
©Maeva
La crítica
"En sus novelas negras, Gisa Klönne denuncia los márgenes oscuros de nuestra sociedad. Pero este mensaje es sólo una parte, porque también destaca su estilo literario" Focus
©Maeva
La autora
Es considerada una de las mejores escritoras de novela negra en Alemania. Tras estudiar literatura alemana y ciencias políticas, trabajó como editora de varias revistas, antes de convertirse en periodista freelance. Después de publicar relatos policíacos en diferentes publicaciones, Gisa Klönne decidió centrarse en el ámbito literario. Sus libros destacan por su calidad literaria, por la profundidad psicológica de los personajes y por su compromiso con el mundo en el que vive, al tratar temas de gran actualidad.

Comentarios

  1. UNA NOCHE SIN SOMBRAS, Gisa Klönne

    Es la primera novela del género negro que he leído y me ha sorprendido gratamente. Quiero destacar que el cambio de escenarios manteniendo siempre la intriga me ha parecido un buen recurso para enganchar al lector.

    Los personajes son duros, pero no son sólo el esqueleto dentro de la acción del relato, sino que la autora nos muestra lo que piensan, sienten, su vida privada, su historia, sus miedos, su vulnerabilidad, su zona oscura, su misterio...

    El ambiente en el que se desarrolla la novela es sórdido y tremendo: sin techo, prostitución, trata de blancas, violencia de género, asesinatos. Hay una constante crítica social que se manifiesta en datos objetivos y opiniones que la autora pone en la mente o la boca de sus personajes. Sobre la violencia de género, en la que la autora ve siempre a la mujer como una víctima, y que pone en la mente de Judith Krieger: “Un hijo que se venga por una madre poderosa o que imita la frialdad del padre. Una hija de buena familia que aspira eternamente a granjearse el amor de un padre severo, perdiendo al hacerlo talento y fortuna (Inés). Tan banal es, sí, pero no, porque detrás se esconden abismos. Abismos que así y todo no explican con claridad por qué algunas parejas devienen en víctimas y verdugos y otras no”. Sobre la prostitución: “Imagina a los hombres (sus compañeros agentes) paseándose por los prostíbulos sin ver la desesperación tras la sonrisa de oreja a oreja de las mujeres, tal vez sin ver nada en absoluto”. Sobre la pareja: “Hombres: Mujeres. Los malos entendidos. Las dependencias. Las peleas. Las heridas. La nostalgia que pese a todo pervive. Le da tanta pena”. Sus limitaciones, sus preocupaciones, sus insatisfacciones, sus dudas: “De repente echa de menos algo, quizá simplemente un yo más joven. Hubo un tiempo en que podía creer distinguir el bien del mal y encontraba una esperanza para cada desaliento”. […] “Son todas las preguntas que no puedo responder, piensa ella. Ni antes ni menos aún ahora. Preguntas relativas a la vida, a la muerte y, sobre todo, al sentido que tienen las cosas”. “Piensa [...] en la gente que corre para alejarse de su propia vida mientras mira una pantalla de TV, o se deja arrastrar a un mundo irreal por la música de un MP3, como ella misma por Patti Schmith o Manfred Mann”; aquí parece que la protagonista echa de menos una vida más intima, más real y más consciente de sí misma y no solamente centrada en el trabajo.

    Predominan y están mejor trazados y con más fuerza los personajes femeninos, como Judidh Krieger, Yekaterina Petronova, Theodora Markus, Nada, etc. Además, de fondo hay la asociación Mujeres pro mujeres que se dedica a rehabilitar mujeres maltratadas, y la reivindicación de la dignidad de la mujer que está en boca de Judidh y su amiga Cora, que, junto con el tema de prostitución y el hecho que la autora sea una mujer, confiere a la novela una predominancia de lo femenino. Katerina, Kate, es un personaje enigmático proveniente de un mundo remoto, mágico y oscuro. Ese lado oscuro que percibe Inés en ella, y que es el fruto de la represión de su pueblo sami, del asesinato por los soldados de su abuela o bisabuela, de haber presenciado el asesinato de su madre y el suicidio de su padre en la infancia, del miedo, de la huida… del mundo mágico que subyace bajo la científica forense y que enlaza a través de la abuela y el canto yoik en el cementerio judío con la tradición mágica de su pueblo. Todo esto dota al personaje de un poderoso atractivo sobre el lector.

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